sábado, 31 de mayo de 2014

Iniciativa Liberarse del Tabaco - Aspectos económicos de la lucha contra el tabaco, OMS

Antecedentes

El consumo de tabaco es la principal causa evitable de muerte. Cada año provoca la muerte de más de 5 millones de personas, y, de seguir así, en 2030 provocará la muerte de 8 millones de personas, momento en el que aproximadamente el 80% de las defunciones se producirán en países de ingresos bajos y medios.

El costo del consumo de tabaco se mide en función de la enorme carga de morbilidad, el gran sufrimiento y las muchas dificultades familiares que ocasiona. La economía también sufre a consecuencia del aumento del gasto sanitario y la merma de productividad.

Hoy en día, tenemos una mayor comprensión de cómo reducir el costo económico y sanitario de esta epidemia mortal. Las políticas de reducción de la demanda, como aumentar los impuestos o la prohibición total de la publicidad del tabaco o de fumar en lugares públicos, forman parte de las medidas más eficientes para reducir el consumo de tabaco y los consiguientes daños para la salud y el desarrollo económico.

"La salud, y no los argumentos económicos, son la razón por la que hay que luchar contra el tabaco, si bien los planteamientos económicos se invocan como obstáculo a las políticas antitabáquicas", declaró la Dra. Gro Harlem Brundtland, antigua Directora General de la OMS. En efecto, los gobiernos han expresado su inquietud con relación a las consecuencias económicas negativas que podrían derivarse de la aplicación de medidas antitabáquicas, a saber: i) reducción de los ingresos fiscales al disminuir la demanda y aumento de las actividades ilícitas; ii) reducción del empleo en el sector manufacturero, el sector agrícola y el sector de la venta al por menor; y iii) empobrecimiento de los fumadores al tener que pagar precios más altos. Los datos de que se dispone en los países desarrollados, así como los datos que empiezan a aparecer en los países en desarrollo, ponen de manifiesto que los temores económicos que disuaden a las instancias normativas de intervenir están, en gran medida, infundados (Banco Mundial, 1999). Pese a esos temores, cerca de 170 países han dejado claro su firme compromiso con la lucha antitabáquica; han pasado a ser Partes en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco y están aplicando sus disposiciones.

Impuestos, ingresos y comercio ilícito

Las dificultades para aplicar medidas eficaces de lucha contra el tabaco persisten y es necesario superarlas de forma inmediata. Así por ejemplo, si bien se sabe que los impuestos sobre el tabaco son la medida más eficiente para combatir su consumo, los países se encuentran con varios obstáculos a la hora de incrementarlos. Muchos países tienen regímenes fiscales complejos o administraciones tributarias ineficaces. En consecuencia, la mayoría carece de medios para vigilar y analizar el mercado a fin de aumentar los impuestos, garantizar su aplicación y alcanzar los principales objetivos relacionados con el aumento tributario, a saber: el incremento estable de los ingresos vía impuestos y el aumento del precio del tabaco (WHO technical manual on tobacco tax administration, 2010). Además, es difícil documentar el grado de comercio y producción ilícitos, sobre todo si no se ha vigilado el mercado y no se han llevado a cabo los análisis pertinentes. Así pues, sin datos probatorios analíticos, suelen invocarse argumentos que afirman que el comercio ilícito se ve inducido por los impuestos, contra las propuestas de incrementar la tributación. El aumento de los impuestos no debe concentrarse únicamente en los cigarrillos, producto de tabaco consumido con mayor frecuencia, sino que ha de afectar a todos los tipos de productos de tabaco. Hay nuevos productos que aparecen bajo formas y tipos diferentes, al igual que ocurre con productos que llevan existiendo muchos años en algunos países (por ejemplo, India); ello plantea nuevos problemas a las administraciones tributarias (WHO technical manual on tobacco tax administration, 2010).

Si bien el tabaco y los productos de tabaco generan ingresos fiscales mediante el consumo y comercio internos, los ingresos derivados de los derechos de importación han ido reduciéndose en todo el mundo debido a la liberalización del comercio y al mayor número de acuerdos comerciales regionales y bilaterales. Por consiguiente, la importancia de los impuestos indirectos sobre los productos de tabaco es mayor desde el punto de vista de los ingresos y de la salud pública.

La lucha contra el tabaco y el empleo en el sector agrícola y el sector manufacturero

Son muchas las familias que trabajan en la producción de hoja de tabaco; por otro lado, los fabricantes han sido históricamente grandes empleadores del sector económico. Sin embargo, a medida que los fabricantes han ido introduciendo tecnologías modernas y avanzadas, la demanda de mano de obra ha disminuido. Por otro lado, los agricultores se enfrentan a mayores dificultades debido al aumento de los costos de producción y a la reducción de los precios internacionales del tabaco. De hecho, con la entrada de nuevos países en el mercado mundial de suministro y el aumento del rendimiento de los cultivos gracias a las nuevas técnicas de producción, el precio internacional de la hoja de tabaco se ha ido reduciendo, lo que ha motivado que los países apoyen a los agricultores para que diversifiquen su producción y busquen nuevos cultivos.

Los impuestos y los pobres

Uno de los problemas planteados por los gobiernos es el carácter regresivo de los impuestos para los fumadores pobres. A medida que el impuesto sube, también se incrementa la parte de los ingresos familiares que se emplea en tabaco, lo que impone una carga suplementaria al presupuesto familiar, en especial en el caso de los fumadores pobres. Ese argumento es válido para todos los bienes y servicios. En lo que respecta a los productos de tabaco que son perjudiciales para la salud, el argumento de la regresividad puede combatirse analizando los costos y los beneficios de la subida de impuestos más allá de sus efectos en los ingresos de las familias. Según los datos disponibles, los pobres son más sensibles a las subidas de precios, y, en consecuencia, cabe esperar que los aumentos fiscales den lugar a una reducción del consumo de tabaco, o incluso a su abandono, en el caso de la mayoría de esos fumadores. En cuanto a los fumadores pobres, sus familias y la sociedad en su conjunto, los ventajas de dejar de fumar son enormes, porque generarán una reducción de los gastos de salud y un aumento de los recursos disponibles para otros bienes esenciales, como la alimentación y la educación. Además, los gobiernos podrían asignar recursos extraordinarios derivados del incremento de los impuestos sobre el tabaco a programas sociales que beneficien a los pobres destinados, por ejemplo, a mejorar la asequibilidad y el acceso de los servicios de salud, crear seguros médicos y poner en marcha programas para dejar de fumar. (WHO technical manual on tobacco tax administration, 2010).

Con el fin de responder a los argumentos económicos utilizados contra el control del tabaco, es necesario reforzar los datos disponibles y la capacidad técnica y analítica de los funcionarios del Estado, los medios universitarios y la sociedad civil. Ello permitirá avanzar en el programa de la lucha contra el tabaco, y mejorar la economía y la salud pública.