viernes, 8 de abril de 2016

Las lecciones aprendidas tras el genocidio en Rwanda


ONU, 08 de abril, 2016. Hace ya 22 años desde que Rwanda se desangraba en un genocidio (7 de abril de 1994) en el que 800,000 personas fueron asesinadas, 200,000 mujeres fueron violadas y dos millones de ciudadanos tuvieron que huir del país.

Casi un cuarto de siglo después, el Secretario General de Naciones Unidas aseguró que la valentía de los supervivientes debería servir como fuente de inspiración, ya que demuestran que la reconciliación es posible incluso después de una tragedia así. 

Sin embargo, el asesor especial de la ONU sobre la prevención del genocidio, Adama Dieng, advirtió que el genocidio no es un acontecimiento aislado y que ninguna parte del mundo es inmune.

“Debemos prestar más atención a la prevención. El genocidio no ocurre de la noche a la mañana. El genocidio es un proceso. Lleva tiempo, necesita recursos y planificación. Y sabemos que el genocidio siempre va precedido por graves violaciones de derechos humanos”, dijo el asesor.

El Titular de la ONU felicitó a los Estados miembros dentro y fuera de la región por sus constantes esfuerzos para detener y entregar a los prófugos y poner fin a la impunidad. Ban resaltó que la mejor manera de evitar la repetición de tragedias semejantes es reconocer la responsabilidad compartida y comprometerse con la acción común para proteger a las personas en peligro.

El tema de la conmemoración de este año se centra en la lucha contra la ideología del genocidio. En ese contexto, el Secretario General instó a los gobiernos y demás autoridades a mantenerse firmes ante la incitación al odio y a aquellos que instigan a la división y la violencia.

“La historia de Rwanda nos enseña una lección elemental”, señaló en su mensaje para esta jornada de reflexión. “Si bien la capacidad para la iniquidad absoluta está presente en todas las sociedades, también hay lugar para cualidades como la comprensión, la generosidad y la reconciliación”, añadió.

Según informes, aproximadamente un 30 por ciento de la población sigue sufriendo estrés postraumático. Dieng recomendó que se invierta más en asistencia psicológica en todo el país para ayudar a estas personas, aunque la verdadera clave está en los esfuerzos del gobierno para fortalecer el proceso de reconciliación.